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Entrevista a Jacques Rancière: El maestro ignorante

Luisa Corradini entrevista al filósofo francés Jacques Rancière, defensor de las teorías de Joseph Jacotot y su sistema de enseñanza que implica la no explicación de los conocimientos. Muy interesante leer las opiniones de este pensador. Entrevista a Jacques Rancière: El maestro ignorante.

«Un maestro ignorante no es un ignorante que decide hacerse el maestro. Es un maestro que enseña sin transmitir ningún conocimiento. Es un docente capaz de disociar su propio conocimiento y el ejercicio de la docencia. Es un maestro que demuestra que aquello que llamamos “transmisión del saber” comprende, en realidad, dos relaciones intrincadas que conviene disociar: una relación de voluntad a voluntad y una relación de inteligencia a inteligencia.»

Alberto Haj-Saleh | 02/06/2008 | Artículos | Filosofía

Comentarios

  1. Ana Lorenzo
    2008-06-02 20:01

    Bueno, yo no me he leído el libro, solo el artículo. Entiendo un poco, o al menos creo entender, el que una persona que ignora algo sí es capaz de hacer que otra lo aprenda: tenemos el ejemplo de muchas madres que no poseían estudios que apoyaban a sus hijos y eran el principal motivo de que estos luego consiguieran ser el mejor oncólogo, o el más reconocido filósofo, etc. (que nadie se llame a engaño; eran otras épocas, y era la madre, no el padre, la que cuidaba a los críos y la que se ocupaba de las cosas de la familia).
    Lo que no entiendo muy bien, o los peros que le veo a las respuestas de Jacques Rancière son sobre todo dos: 1. que si las explicaciones alejan el saber, ¿por qué él utiliza, como única opción de comunicarnos su pedago-filosofía, una explicación, tanto en su libro como en las respuestas al entrevistador? 2. Que la única disciplina que sabe poner como ejemplo de aprendizaje sin explicación mediante es la de la adquisición de la lengua. Teniendo en cuenta que el bebé tarda, al menos, un año o más en hacer frases completas (que no en dominar su propia lengua) y que, en muchos casos, hasta los tres años esto no se consigue; que la lengua es un recurso indispensable (dejemos de lado las excepciones como sordos de nacimiento, autistas, etc.) para la convivencia, el desarrollo social e incluso la supervivencia en nuestra especie; que el bebé recibe los estímulos lingüísticos desde que nace (hay quien afirma que ya en el seno materno, pero bueno, dejémoslo de lado) de su madre, fuente de comida, amor, consuelo, etc. y de su padre, fuente de amor, consuelo, y de comida en muchos casos, etc. y del mundo entero que le rodea… todo esto hace que la relación disciplina-maestro-aprendizaje-niño sea muy especial: no creo que se repita en ninguna otra.
    Pues eso, que no me acaba de convencer, aunque lo haya explicado.
    Un beso.

  2. Ana Lorenzo
    2008-06-02 20:38

    Ah, y me olvidaba de la anécdota del Telémaco: «La historia comenzó cuando Jacotot, un apreciado filósofo y pedagogo en Francia, se instaló en Bélgica por razones políticas durante la Restauración (1814-1830). Allí fue contratado por la Universidad de Lovaina para enseñar francés. Jacotot, que no sabía una palabra de holandés, distribuyó a sus alumnos una versión bilingüe del Telémaco de Fénelon y los dejó solos con el texto y con su voluntad de aprender. Sorprendentemente, pocos meses después todos eran capaces de hablar y de escribir en francés sin que el maestro les hubiese transmitido absolutamente nada de su propio saber. Jacotot dedujo entonces que sus alumnos habían utilizado la misma inteligencia que usa un niño para aprender a hablar. ¿Qué hace un niño pequeño? Escucha y retiene, imita y repite, se corrige, tiene éxito gracias al azar y recomienza gracias al método. Todo sin ningún maestro.» Para empezar, Les aventures de Télémaque, de Fénelon, fue un libro que se utilizó en casi todas las lenguas para enseñar el francés (vamos, que la idea de Jacotot no fue original, precisamente). El hecho de que el maestro (Jacotot) se apartara y dejase a los alumnos solos con el texto habría sido una locura; pero no lo hizo: se quitó él, sí, pero les dio la explicación necesaria (universitarios, con ganas de aprender realmente la lengua francesa): la traducción al neerlandés del texto francés. Texto que, además, por ser la educación de Telémaco por Atenea (diosa de la sabiduría), metamofoseada en un tal Mentor (figura del maestro), y estar dedicado a la educación de un príncipe, tiene un vocabulario amplio y toca varias disciplinas.
    Si por Jacotot fuera, los aproximadamente cinco milenios de historia y cultura acumulados deberíamos dejárselos descubrir al individuo, sin explicarle los conceptos sobre los que pueda ir apoyando otros: vamos, que las propiedes asociativa, conmutativa y distributiva de la multiplicación, por ejemplo, es mejor que las descubra uno así, por ciencia infusa. Lo malo es que la cultura y los descubrimientos acumulados son muy amplios y la vida de un hombre, muy corta. Si queremos que este esté preparado para utilizar por sí solo un bagaje cultural digno a una edad en la que todavía tenga ganas de seguir aprendiendo e investigando, en la que pueda él también contribuir a esa cultura, negándola, rebatiéndola, apoyándose en ella, como sea, no nos podemos dar el lujo de esperar a que las cosas se le revelen tal como se les revelaron a sus distintos descubridores. Si lo que propone es darles libros, que sepa Monsieur Rancière que estos son explicaciones y que detrás de un libro siempre hay un autor.
    Un beso.

  3. María José
    2008-06-03 01:09

    La verdad es que cuando oigo hablar de métodos pedagógicos diferentes al que utilizamos siempre me producen curiosidad, porque yo creo que el actual es infinitamente mejorable. Pero la verdad es que, no sé se lo habrá puesto en práctica y le habrá funcionado, pero el argumento no es muy convincente.

    Para empezar, no se puede equiparar el aprendizaje de la lengua con el aprendizaje de otras cosas. El aprendizaje de la lengua es algo para lo que venimos preparados y se produce sólo por exposición a la misma. Igual que nadie tiene que enseñarnos a andar, a ver o a respirar. Es más, intentar hacer eso de forma explícita supondría un auténtico desastre. Y con el aprendizaje de otro idioma pasa lo mismo, la mejor forma es la inmersión. Pero eso no implica que se sepa gramática, lingüística… de hecho, la mayoría utilizamos el idioma sin grandes conocimientos de los otros aspectos. No sé cómo podría suceder tal cosa con el aprendizaje de las matemáticas, un lenguaje tan poco natural para la mente humana.

  4. carla
    2008-07-07 07:01

    es muy bueno el libro, recomiendo también leer larrosa “saber y educación” allí también se hace referencia a este mito de la pedagogía que supone que el maestro es el que sabe y debe transmitir conocimientos, un maestro que construye la conciencia de su propio saber en contraste con la conciencia del no-saber de los demás.


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