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Las razones de la sinrazón

Reconozco que me he estado resistiendo a entrar en la “cuenta atrás” que los medios de comunicación nos han anunciado, en conmemoración de ese día. Sí, lo han percibido claramente, hablo del 11-S. Así que en relación a ello, les sugiero la lectura de este artículo de Adrián Mac Liman, Las razones de la sinrazón muy a cuento de los efectos en la Politica Internacional que el morador de la casa blanca intenta provocar.
“El derrocamiento selectivo de dictadores y la exportación forzosa o forzada de modelos occidentales podrían surtir efectos negativos, reacciones de rechazo, llevar a la conclusión, probablemente errónea, pero muy humana, de que ”...Osama tenía razón””.
Carmen Castro | 10/09/2002 | Artículos | Derechos Humanos

Comentarios

  1. Alberto Noguera
    2002-09-10 13:57 hola, Carmen, eso de que “Osama tenía razón” se dice también en España. No hay más que ver los documentales que ponen en TV3, donde se dice con todo el descaro que “es difícil imaginar una situación más favorable para los americanos que esta”, alegando que ahora tienen excusa para conquistar otros países. En los debates de la televisión nacional también aparece Raúl del Pozo diciendo que el terrorismo nace de “los pozos de la desesperación”, cuando esa desesperación no la veo en el País Vasco de ninguna manera. El terrorismo nace del odio, y eso nace a veces de la religión y otras veces de los fracasos históricos. Ser pobre y miserable, haberse equivocado en todas las decisiones que se han tomado, no es tener ninguna razón. No hay ninguna razón por la que se les tenga que dar dinero a esos países, no está escrito en ningún sitio que tengamos que darles dinero. Tampoco tenemos ninguna culpa de sus desgracias. ¿Es culpa mía que les peguen pedradas a sus mujeres? Con una religión que elimina cualquier iniciativa del individuo, y que mantiene al 50% de la población encerrada en casa y tapada con una sábana no se puede tener prosperidad económica. Por ahí tienen que empezar a solucionar las cosas. Yo estoy a favor de los ataques de Estados Unidos, y creo que deberían extenderse inmediatamente a Irak y Palestina, y en breve a Arabia Saudí. Sobre todo es importante mantener un buen control de las fuentes del petróleo, que son la base de nuestra prosperidad. Además, hay que controlar el clima de violencia que hay en esos sitios. En España, creo que habría que poner freno a la religión musulmana. Bastante daño nos ha hecho ya la católica como para que ahora permitamos que se instalen aquí otros peores.
  2. Roger
    2002-09-11 00:41 Quizá valga la pena hacer un poco de política ficción por un momento. ¿Qué pasaría, por ejemplo, si los EEUU (y Europa) invirtiera un porcentaje interesante de su presupuesto para la guerra en la investigación sobre energías alternativas? Habría que subvencionar a la industria del automóvil y dejar que la industria petrolífera entrara en la jugada. Con los primeros resultados, bajaría considerablemente el precio del petróleo. Pero el petróleo sequiría siendo útil. La bajada de precios podría servir para negociar con Arabia Saudí algunas cosas: el cese de la exportación de un integrismo islámico que a los primeros que daña es a los musulmanes, el cese de la financiación de grupos terroristas y un pacto de convivencia para Oriente Medio. Ese pacto tendría que incluir la democracia y la libertad de prensa en Palestina e Israel (aquí la esperanza es que esas libertades se contagien a los países vecinos). También, Israel, en paz con los países árabes podría empezar a exportar sus tecnologías de riego y conservación del agua. Eso incrementaría la producción en los países de Oriente Medio y el Norte de África, producción que también serviría para exportar a Europa y EEUU. Más gente trabajaría, menos viviría en la miseria, la emigración dejaría de ser tan extrema. Sin miseria, los integrismos no suelen prosperar. Queda claro que creo que existen soluciones pacíficas; creo que implican que Norteamérica y Europa den los primeros pasos. Lo llamo política ficción porque está claro que existen intereses en Occidente que no están interesados en la paz, ni en una fuerte inversión en tecnologías de paz, en lugar de la que ya hacen en tecnologías de guerra. Por lo menos, me parece, vale la pena intentarlo. Lo otro ya se ha hecho y no ha dado ningún resultado positivo… excepto en algunas cuentas bancarias, claro. Un saludo
  3. Carmen
    2002-09-11 08:04 Alberto, Roger, continúo con vuestras disertaciones y me sumo a la política ficción: entonces, lo que realmente necesitamos es cambiar el sistema, con todititos los principios y valores que lo sustentan. Porque está claro que vivir en una cultura de dominación o de guerra, del “o estás conmigo o estás contra mí” nos ha llevado al absurdo, que bien podríamos ejemplificar con el estar en la disyuntiva de apoyar el ataque o demonizar a quien lo ha dirigido o estás conmigo o eres mi enemigo. Este sistema no nos vale, porque genera odio, resentimiento, frustación, y con ello se abona el caldo de los integrismos; y además no nos sirve porque justifica por el supuesto progreso económico cualquier tipo de aniquilamiento o dominación – quién tiene los pozos petrolíferos tiene el poder, el poder de dominar al resto del mundo, uffffff- Pues este esquema no me vale. No quiero ni puedo apoyar el ataque este o cq otro en cq parte del mundo y no quiero ni puedo demonizar a quien supuestamente lo haya dirigido, porque no quiero seguir reproduciendo estas reglas del juego. ¿No sería mejor que el desarrollo humano sea el objetivo prioritario a conseguir? ¿no sería mejor que hablásemos del poder como la capacadidad de transformar o de crear alternativas de convivencia en vez del poder como dominación? ¿no sería mejor desarrollar una cultura de paz y equidad en vez de la cultura de guerra en la que estamos? si esto fuese así, el sistema de redistribución de los recursos, funcionaría de otra manera y la extrema pobreza y la hambruna dejarían de existir. Y ya que estamos, a la clase política habría que retirarla, ya que tienen rayado el disco duro y en una cultura de paz, desarrollo y equidad serían incompatibles; y de paso podríamos reconvertir la mayoría de las estructuras y mecanismos institucionales como la OTAN, el FMI en grandes agencias de intercambio cultural, para garantizarnos una perspectiva y pensamiento polifónico. un saludo,
  4. Alberto Noguera
    2002-09-11 13:49 hola, Roger y Carmen, encuentro muy interesantes y moderadas vuestras respuestas, pero creo que parten de una concepción idílica de la paz. Está claro que lo interesante es la paz, pero no a cualquier precio. Por ejemplo, a mí no me interesa una paz estilo dictadura franquista. Creo que ante eso hay que movilizarse. El desarrollo global de todos los pueblos es completamente posible, y soy optimista y creo que lo veremos incluso en un futuro próximo, pero eso se llama globalización, no tiene otro nombre, y creo que por ahí hay algunos que se oponen. Se trata de quitarse de la cabeza los símbolos y las cosas no tangibles, como banderas, religiones y demás, y entonces, cuando sólo falta el dinero, es más fácil. Al tercer mundo no le falta el dinero, le falta el conocimiento, eso creo yo que es lo que más escasea, y las ONGs y demás no llevan conocimiento, sino limosnas, quedándose por supuesto con una comisión. En el corto plazo, a pesar de todas las protestas, los ataques son lo más aconsejable, porque esta gente está preparando cosas gordas, con armas nucleares y demás. La investigación en energías alternativas al petróleo no ha dado buenos resultados, pero hoy en día lo que más se está potenciando para los coches es la propulsión mixta electricidad/gasóleo, que reduce el consumo a menos de la mitad. El motor eléctrico se carga cuando el coche frena, así que no te tienes que preocupar de él. Pero pensar que el mundo occidental puede vivir sin petróleo y sin energía nuclear es adelantarse mucho. Por supuesto que al final podría, pero con unos costes gigantescos. Cuando las cosas se aprieten los suficiente, seguro que se hará, pero me parece que de momento no. A corto plazo, sigo diciendo que hay que controlar más a esos países beligerantes, y no echar la culpa sólo a los dictadores, porque son todos. Para hablar claro, habría que quitar a los dictadores, pero luego hacer un trabajo de educación fuerte, con toda la maquinaria publicitaria norteamericana, para que a esta gente se le quitara el odio. Por cierto, aquí al lado, en la Universidad de Valencia, hablé con una muchacha marroquí que preparaba su doctorado conmigo. Era bastante amiga mía, aunque ella no era exactamente del tercer mundo, sino de la clase alta marroquí. El caso es que el 12 de septiembre me la encontré y me dijo que pensaba que todo era un montaje de los estudios de Hollywood para tener excusas para atacar a los irakíes. Y yo la encontraba una muchacha inteligente. Si esa, que está occidentalizada del todo, piensa así, no sé qué pensarán los demás allí en su país. Está claro que esta gente nos odia.
  5. Roger
    2002-09-11 16:44 Alberto, Me ofendes al llamarme moderado :D ¿Se invierte de verdad, con ahínco y plata de la buena en la investigación sobre energías alternativas? ¿Se invierte en serio, ya sea con conocimiento o dinero en el tercer mundo? ¿Y un intercambio entre, por ejemplo, Brasil y el primer mundo? Si Brasil deja de talar bosques, nosotros les damos tecnología punta. También, las empresas farmacéuticas de EEUU y Europa pueden ir a herborizar a esos bosques. A cambio, medicinas a bajo precio. Siempre se pueden llegar a acuerdos comerciales. Concuerdo contigo en lo de la globalización. El problema es el cómo. Y a patadas no se mejora nada. Incluso, estabilizando las economías del tercer mundo, se abrirían mercados, tanto de consumo como financieros. Y eso nos beneficia más que la producción y el lanzamiento de bombas. Por otro lado, las ONGs suelen ser el punto por donde se aplacan las conciencias de Occidente. Si trabajas para la ONG, no te conviertes en revolucionario, estás demasiado ocupado. Y me refiero a las internacionales. Las de ámbito local suelen atacar problemas concretos y de manera pragmática, su función es distinta. Cubren un hueco dejado por el resto de la sociedad, en su atomización. En fin, ¿qué opciones hay de cambio? No lo sé. Lo peligroso me parece pensar que sólo hay una manera de hacer las cosas. Una de las grandes virtudes de Occidente, y en realidad, la fuente de su supremacía actual, es la capacidad para el cambio de paradigma, la posibilidad de pensar en respuestas diferentes a las mismas preguntas. En los países musulmanes eso dejó de ser posible en la edad media.

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