Tras la muerte, a los 82 años, del artista del “combine” Robert Rauschenberg, Lucas Ospina desgrana en unas cuantas líneas quién era este a su modo radical creador y las claves de su obra. Celebración.
«Las composiciones producidas entre el periodo de los años cincuenta y sesenta, partían del género de la pintura pero ponían en duda las duras etiquetas con que las galerías, los museos, la historia o las aduanas y aseguradoras clasifican los objetos de arte. A pesar de que el collage ya había sido sacralizado dentro de la práctica de la pintura por Picasso y por Braque, la escala, materiales y despropósito de las obras de Rauschenberg excedían los límites de las categorías establecidas, generaron una nueva clasificación: “Combines” (para muchos sólo un eufemismo con que una elite intelectual se refería a un conjunto de basura o “basurarte”). Con la categoría vino el reconocimiento oficial por parte del mundo del arte y con ello las muestras individuales, los premios y toda una serie de tempranas, y muchas veces grandilocuentes, exposiciones retrospectivas; Rauschenberg no sólo pertenecía a una nueva tendencia, el arte Pop, sino que además instituía una de sus particularidades más esenciales: ser popular.»