Como saben, uno de mis temas favoritos es el turismo. He encontrado una propuesta para rescatar la industria española del turismo de suno muy lejano desfondamiento: convertirnos en el asilo de ancianos de Europa. Lo dice
Fernando Fernández Trocóniz en
Pintan bastos para el turismo (artículo que, como premio, incluye una interesante nota gastronómica). La idea es aprovechar nuestras playas y nuestro sistema público de sanidad en una oferta conjunta. No sé si preferir los bikinis.