Confieso que en tiempos me ocurría lo que a César Mallorquí: tener unas ganas locas de prender fuego a mi biblioteca. Luego me he acostumbrado a vivir con menos libros pero últimamente vuelven a invadir mi casa. Necesito una puerta espacio temporal para empezar a guardarlos… Bibliofobia.
«A decir verdad, la piromanía biblofóbica sólo se apodera de mí en las siguientes ocasiones: 1. Cuando tengo que trasladar libros, como por ejemplo en el caso de una mudanza. 2. Cuando constato por enésima vez que ya no me caben más libros. 3. Cuando me pongo a arreglar las librerías para ver si consigo que quepan más libros de lo que físicamente es posible. 4. Cuando busco un libro en concreto y no lo encuentro. 5. Cuando descubro que he comprado el mismo libro dos veces. 6. Cuando, intentando coger un libro situado en una balda alta, consigo que un montón de dolorosos volúmenes caigan encima de mi dura, pero no invulnerable, cabezota. 7. Cuando los libros se desplazan súbita y espontáneamente en el espacio-tiempo.»
2008-05-19 12:24
En mi mudanza aún me queda de traer todos mis libros (o al menos los que quepan), y mientras tanto los libros que acabo de leer / estoy leyendo / voy a leer andan desperdigados por toda la casa. En cuanto tengamos una estantería en condiciones donde ir colocándolos, seguro que también me entran las ganas de hacer una pira con algunos ;) Y el caso es que hasta entonces, los echo de menos….
2008-05-19 13:11
Me encanta el fenómeno del punto 7.; una vez explicado, caray, lo de la distorsión espacio-temporal es, claramente, mucho más razonable que el alzheimer temprano o la cabeza a pájaros que me planteaba yo.
Por cierto, alguien planteó una vez una solución contra esos ataques que le entran a uno en plan incendiario (no sé si fue Alber): se coge un par de libros bajo la gabardina, así, clandestinamente, y se liberan por ahí; ah, y encima está bien visto.
Yo, lo que odio, es cuando me da por ordenarlos, los libros. Me tiro días. Luego, voy desordenándolos según van llegando nuevos y según voy haciendo pilas de «ay, este tengo que releerlo, y este, y estos dos también»; «¿dónde estará el de Los científicos y Dios ?, ¿lo habré prestado?, ah, no, lo dejé allí, en esa pila, para mirar una cita»... Pilas y más pilas que se van alzando y rompiendo el orden de las estanterías.
Los únicos que consigo mantener en su sitio son los de referencia: diccionarios, gramáticas, manuales de estilo, monografías de lingüística o de traducción… Y aun así me cuesta.
Los libros, no podemos vivir sin ellos, y casi no cabemos con ellos.
Un artículo muy divertido, por cierto.
Un beso.
2008-05-20 13:44
A mi me pasa lo mismo, pero soy muy maniático en cuestión de libros, me gusta tenerlos todos en la misma habitación, pero con el tiempo eso es imposible, en fín, me gusto el artículo.