Este… Dios (sic) nos habla de un personaje llamado Kyselak, histórico o ficticio, que pasa por ser el antepasado más claro de los graffiteros actuales. Su historia sigue siendo todo un misterio. Kyselak, el primer graffitero.
«Con poco más de veinte años, Kyselak hizo una apuesta con sus amigos por la que se daba un plazo de tres años para hacerse famoso en todo el imperio. Para conseguirlo se dedicó a viajar por Europa escribiendo su nombre en cada lugar visible que encontraba en su camino: castillos, iglesias, piedras, puentes u obeliscos, con pincel o con cincel. Ese mismo año era ya claro que había ganado la apuesta.
Pero eso al parecer no frenó la actividad de Kyselak, que siguió actuando y de manera cada vez más notoria. Comenzó a firmar en los edificios en cuanto se abrían al público. La policía llegó a solicitarle que respetara cierto puente y no lo firmara hasta unas semanas después de su inauguración, cosa que por cierto hizo. Kyselak era un montañero avezado y solía escribir en las cimas, donde sólo escaladores expertos podrían llegar.»