Carlos Segura escribe un texto denso y complejo de crítica hacia las posiciones de izquierdas en los discursos cinematográficos o, mejor dicho, al izquierdismo que se superpone al propio valor cinematográfico del film. La enfermedad infantil del izquierdismo en el cine.
«Recordemos las críticas furibundas de la corriente dominante del cine francés en los 50, ante el surgimiento de la Nouvelle Vague: ni una palabra sobre cine, se criticaba su falta de compromiso político, su complacencia con la vida burguesa, su ideología de derechas. Sin embargo, los izquierdistas seguían ciegamente la lógica del sistema de representación oficial, sin ambición ni afán de ruptura que acompañase su supuesta rebeldía política. Desde Positif se habla de que Los 400 golpes es un “ataque contra la escuela laica. (…) Es también un ataque contra los hogares sin alma y las familias sin Dios”. Ni una palabra sobre cine, solamente una crítica a su tradicionalismo o defensa de lo religioso.»
2008-05-16 12:38
Es un texto muy interesante y lo que dice se puede aplicar también al resto de creaciones artísticas.
2008-05-16 14:30
Sí, leí el texto varias veces con mucha atención, supongo que porque como me considero de tendencias “izquierdistas” intenté buscar sentirme ofendido en algún párrafo y poder señalar al autor como fascineroso resentido. Pero no (es más, diría que él también es más bien de “sinistra”) y tiene mucha razón en muchas cosas que dice, aunque creo que no es lo mismo la idiotez de criticar desde posiciones de izquierda más o menos radical un discurso cinematográfico por su supuesta ideología (da para mucho esto, ¿eh? Pensemos en El verdugo por ejemplo) que hacer la crítica contraria, por ejemplo machacar a Ken Loach por ser comprometido.
Con la de cosas por las que se podría machacar a Loach ;-)
2008-05-16 15:58
Justamente, Alberto, su texto puede leerse más allá de se que machaque a alguien por ser o no comprometido. La cuestión es que lo que diferencia al cine de un discurso en un mitin es el lenguaje. Yo creo que puedes decir lo que quieras, pero lo que va a hacer que tenga o no valor, no es el mensaje en sí, sino cómo expresas ese mensaje a través de un medio. A mí me han entusiasmado películas que tienen mensajes que no comparto.
Resulta un poco chocante eso de que se haya machacado a Loach por eso o que se critique lo contrario, no tenía ni idea. Yo pensaba que en la época de la tolerancia lo bueno era diversidad de mensajes, puntos de vista distintos al tuyo, eso es lo que distingue a los grandes, que te abren puertas que tú solo no habrías abierto. Pero parece que a la mayoría de la gente sólo le interesa que le refuercen sus ideas. Me pasó un poco con Babel, yo fui muy esperanzada con esta película porque me encantó “21 gramos” y, aun reconociendo sus aciertos (la historia de la chica japonesa me parece una obra de arte), me resultó completamente “déjà vu”, y creo que parte de tanto éxito se debe a que vuelve a incidir justo sobre las ideas de siempre de las que habla en su artículo Carlos Segura.