Algunas de las Ideas para la izquierda que propone Humberto Beck suenan un poco a ciencia ficción, pero buscan soluciones como una pensión universal, un salario para todos (trabajen o no) o una economía cooperativista.
«Ackerman y Alstott señalan que, en ausencia de subvenciones de esta clase, se reproduce continuamente una situación que viola los valores de la igualdad de oportunidades: los hijos de padres adinerados reciben recursos para su educación, ahorro o inversiones, mientras que los hijos de padres sin fortuna, no. Si se aspira a la igualdad en el punto de partida para todos, es necesario expresar este compromiso en términos de propiedad privada: una donación de dinero en efectivo reconocida como derecho de nacimiento de cada ciudadano.
El espíritu de esta propuesta enfatiza la responsabilidad individual y se opone lo mismo a la postura que condena cualquier intervención gubernamental que a los esquemas paternalistas de ingeniería social. Sus objetivos van más allá del alivio de la pobreza, pues busca “libertad para todos, no caridad para unos cuantos”, así como el respeto para las elecciones de cada individuo: trabajar en casa, tener un empleo asalariado o no trabajar. En el esquema de dotaciones de capital, como en el ingreso básico universal, “cada ciudadano puede reclamar su dinero simplemente porque es un ser humano, capaz de dar forma a un plan de vida”.»