Luis Alfonso Gámez cuenta que una directiva europea de consumo obligará a los adivinos y mediums a demostrar sus poderes. Adivinos y demás se manifiestan ante la residencia del primer ministro británico. No se frote los ojos: es el siglo XXI, es el mundo real, avalado por 50 millones de euros anuales de ingresos sólo en el Reino Unido.
«El colectivo, cuyo volumen de negocio supera los 50 millones de euros anuales, se enfrenta a tener que advertir a su clientela de que lo que hace –sea curar gente, hablar con los muertos o ver el futuro– es sólo un entretenimiento sin base real o, de lo contrario, a probar sus poderes en los tribunales para evitar multas y hasta la cárcel. “Lo nuestro es un sistema de creencias. Sometiéndonos a las leyes de protección del consumidor, tendremos que probar aquello en lo que creemos. Otras religiones no tienen que hacerlo”, se quejaba hace una semana la sanadora Carole McEntee-Taylor, presidenta de la recién nacida Asociación de Trabajadores Espirituales.»
2008-05-05 18:57
A mí me recuerda al chiste ese de un señor que va donde un adivino y llama a la puerta; «¿Quién es?», le preguntan; «No, nada, déjelo, ya me voy a otro».
No he podido evitarlo, siempre me ha hecho mucha gracia. El otro día también leí en algún sitio «¿Por qué nunca sale en las noticias Adivino acierta (siempre) la lotería?»
Pues eso.
Un beso.
2008-05-05 19:56
Estoy de acuerdo con la sanadora. No se debería limitar la directiva a adivinos y mediúms, lo correcto sería extenderla al resto de las religiones. Que la Conferencia Episcopal demuestre la existencia del cielo y el infierno o que se les imponga una multa. Es lo justo.
2008-05-05 20:20
Muy bueno, Ana, el del que toco a la puerta del adivino.
Saludos.
2008-05-05 21:39
Juan Carlos, yo creo que no se pueden mezclar las cosas. Todo depende del tipo de afirmaciones que se hagan. Si un adivino afirma que te adivina la vida que tenías antes de esta o cosas no contrastables empíricamente, pues no se le podrá decir nada. El que acuda a él ya sabe de lo que le van a hablar. Si monto un cineclub tampoco tengo que demostrar que ver cine es agradable, ni tengo que demostrar que estoy enamorada cuando me voy a vivir con alguien. Porque en ese caso no podríamos hacen nada sin un aval científico. La cuestión es que la fe es una cosa que no tiene nada que ver con el método científico, no se hacen afirmaciones contratables, salvo en el caso de los milagros o los exorcitas, en cuyo caso sí hay que pedir demostraciones y se les podrá demandar. Si una religión afirma que Dios existe y que hay otra vida, por mucho que se empeñe Dawkins, eso no es contrastable y, por tanto, no tiene que probar nada. Pero si se afirma que se cura un cáncer y por ello se cobra o se juega con la desesperación de las personas, eso sí es contrastable y, por tanto, hay que demostrar que eso funciona, igual que cualquier otro negocio, puesto que de lo que habla la normativa es que habrá que probarlo en caso de demanda por parte de un consumidor.