Thilo Schäfer narra la terrible situación de Haiti, un país sumido en el caos político, carente de primer ministro, dominado en muchos aspectos por redes de narcotráfico y, sobre todo, víctima de una subida de precios de alimentos base tan brutal que probablemente desencadene en una gran hambruna. La crisis no abandona al país más pobre de América.
«Cuando se disolvió el Ejército en 1995, muchas armas acabaron en manos de estos grupos que presentan un auténticodesafío al Estado. El tráfico de droga es otro inconveniente. Haití es parada obligada en la ruta de la cocaína que sale de Colombia hacia EEUU, ante la mirada impotente de las limitadas fuerzas de seguridad. Un ex mando de la ONU e quejaba de que los guardacostas disponen de sólo diez barcos para controlar un litoral de 4.000 kilómetros.
Por ello, la actual misión de la ONU se esfuerza en la formación de un cuerpo de policía especializado en narcotráfico. Pero las turbulencias políticas han estancado este proyecto. El presidente René Preval busca un nuevo primer ministro. Las intrigas palaciegas ya no interesan a los haitianos. “Ésta no es una crisis política. Llevamos más de diez años en la misma situación”, dice Jean Gany Apollon, locutor de una radio local. “Es una crisis de hambre, algo mucho más serio”, concluye.»