Tiene mucha retranca (aunque, a mi entender, parte de una base falsa) esta columna de Jaime Martínez Montero sobre una reivindicación recurrente de los nacionalismos sobre hechos que, en el fondo, no pasan de ser meros accidentes: Derecho a elegir y derecho a decidir.
«También habría que luchar por el derecho a elegir dónde se nace. Los nacionalistas están encantados de haber nacido donde lo han hecho y se toman tanto empeño en hacerlo notar que parece que les ha tocado la lotería. Savater mencionaba que estar orgulloso de donde uno nace era como sentirse contento por tener dos pulmones y un bazo: no hemos tenido arte ni parte. Pero que ellos estén contentos de cómo les ha ido con su tierra natal no quiere decir que a los demás les ocurra lo mismo. ¿Por qué no se puede elegir? No es una fruslería. No es lo mismo nacer en Etiopía que en Suecia, o en Irán que en Canadá. ¿Es que uno no tiene derecho a nacer en Londres, por ejemplo? Fíjense así cuántos problemas se evitarían con el inglés.»
2008-04-29 15:28
Bueno, sí, mucha retranca, mucha, infinita. Pero, ¿y porqué no puede decidir Andalucía (pero no sólo) de una santa vez si treinta años después, sigue recibiendo subvenciones del Estado, o al contrario, se pone Andalucía a arrimar el hombro en la ayuda a regiones europeas más pobres, que las hay y muchas?
Es que, miren, además de lo dicho, es que en Andalucía hay extensas zonas de las más ricas de España. La costa, mismamente. O la Costa del Sol, capital Marbella. Esa.