Italia, mi Italia, vuelve a entregar el poder y su destino a un mafioso corrupto con los ojos cerrados, por inexplicable que resulte. Supongo que tienen (tenemos) lo que se merecen. Lluis Bassets intenta hablar desde la esperanza que le produce el innegable ascenso de Veltroni como posibilidad real de alternativa al caimano. Me temo que yo soy menos positivo y sólo puedo pensar en los cuatro años de latrocinio público que le queda a mi país adoptivo. Berlusconia.
«Una de las cosas más inexplicables para esa mitad de Italia abiertamente hostil a la permanente confusión entre sus intereses privados y las responsabilidades políticas es el nulo precio pagado por sus errores y desbordamientos verbales ante la otra mitad que le ha dado por tercera vez la confianza y le ha propulsado al Gobierno. Hay que partir de la base de que la inteligencia política de este personaje, al que el cineasta Nanni Moretti ha identificado con El Caimán, es enorme. Ha ganado ahora esta elección porque ha sabido enfrentarse con Veltroni prematuramente antes de dejar margen a que su Partido Democrático creciera suficientemente y a que el débil Gobierno de Romano Prodi tuviera la oportunidad de consolidar un balance, sobre todo económico, más fácil de explicar a los ciudadanos.»