Esta es la historia de unos guerrilleros maoístas nepalíes que en su momento decidieron dejar de luchar, constituirse en partido y presentarse a unas elecciones democráticas. Las han ganado y van a cambiar nada menos que todo un régimen político por la vía de las urnas. Sólo falta que les dejen hacerlo, como apunta Josep Borrell en De las balas a los votos.
«No deberíamos repetir el error cometido en Palestina, donde, después de la victoria electoral de Hamas, en un proceso que nuestros observadores validaron, nos negamos a hablar con su Gobierno. Antes de salir para Nepal nos reuníamos un grupo de trabajo del PE con Blair, enviado especial del cuarteto para Oriente Próximo. Todos, pero sobre todo representantes de Noruega y Francia, reconocían que esa actitud había sido un error, a juzgar por la dramática situación a la que ha conducido.
Esperemos, pues, que no hagamos lo mismo en Nepal, donde habría muchas menos razones para hacerlo puesto que allí no hay un conflicto con otro Estado. Y además es curioso escuchar el discurso de los ideólogos maoístas. La prioridad es acabar con la monarquía y el feudalismo, pero te hablan poco de socialismo. La ironía de la historia es que la guerrilla maoísta pretende instalar el capitalismo dentro de un sistema multipartito competitivo. O quizás no sea sino el reconocimiento de que entre el feudalismo y el socialismo está el capitalismo y que Nepal necesita pasar por esta fase intermedia.»