Felipe Santos recuerda en el centenario de su nacimiento la figura del director de orquesta alemán Herbert Von Karajan, polémico, a ratos oscuro y con un pasado filonazi más que complicado. Una novena para un centenario.
«Casi no hay partitura conocida, si excluimos las escritas por la generación posterior a la Segunda Escuela de Viena, que no llevara al disco. Aquella obsesión le labró un considerable patrimonio y lo hizo omnipresente en las baldas de las tiendas de disco. Pero la contrapartida vino en forma de agotamiento progresivo, de saturación auditiva de parte del público que ya sólo veía en sus creaciones remedos efectistas de sus primeros registros. No había consenso. Así era Karajan, tan absoluto como su estilo de dirección: o lo amas o lo odias.»