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Con ETA, todos nos hemos equivocado

Este anotador se declara radicalmente en contra de la prohibición de manifestarse contra la ilegalización de un partido político. Prohibir expresar una opinión es el ¿último? paso del proceso de puesta en práctica del pensamiento único a que nos avoca este gobierno. La constitución española nunca se ha cumplido plenamente, pero este acto borra de un plumazo todos los artículos referentes a la libertad de expresión. Ojo: no se impide una manifestación en apoyo a ETA sino una manifestación en protesta por la ilegalización de un partido político. En Con ETA, todos nos hemos equivocado, Pantxo Unzueta aplaude la ilegalización, pero descriminaliza a quienes no apoyan la Ley de partidos.
Marcos Taracido | 05/09/2002 | Artículos | Políticas nacionales

Comentarios

  1. David
    2002-09-05 13:34 El problema al fin es la existencia de una ley y unos usos “regulatorios” que al final no hacen más que reducir las libertades a gracias otorgadas por casposos funcionarios. En fin, es el estupendo camino francés (cuya caricatura era el estatalismo ruso) que tan estupendos resultados ha dado… tanto para las libertades como para la prosperidad. Lo más coñero ahora son los silencios y las tomas de postura: * Los de www.libertaddigital.com demuestran que de liberales cero. * Los Jordi Sevilla, Manu Escudero y demás que vendían social-liberalismo se ve que ni una cosa ni la otra * Albiac callado cual mudo * Los supuestos liberales del PP… pues ya se ve. Me río yo del liberalismo de Rato. Y Mario Onaindía, Sabater, etc… pues hombre son los que más disculpa tienen, pero mi impresión es que, seguramente por la desesperación que da el llevar años sin ver resultados, se dejan llevar por lo que desde allí y hoy parece el “mal menor”: apoyar los poderes arbitrarios del estado. En mi opinión, una ley nunca ha de juzgarse como si los que fueran a aplicarla fueran justos, sabios y benéficos, sino al contrario, como si los que fueran a aplicarla buscaran sólo atender sus intereses personales y de casta y no los fines declarados por la ley. Es la única forma de saber si realmente una ley puede suponer no una garantía sino un peligro para las libertades.
  2. Marcos
    2002-09-05 15:13 Sí. Savater hace tiempo que se dejó llevar por la desesperación, algo muy comprensible, ciertemente, y en lo que seguramente caeríamos muchos, pero esa constatación no le da mayor credibilidad. Y totalmente de acuerdo con el modo de juzgar una ley: no queda otra tal y como están las cosas. El problema de Libertad digital es que caminan con “ojeras” como los caballos. Yo me paso a veces por allí para ver si saco algún artículo de calidad para anotar por aquí, pero es prácticamente imposible porque su imparcialidad les impide escribir con argumentos convincentes, aunque éstos fuesen distintos a los míos. ¿Y El país? Porque los ejemplos que pones eran esperables, pero la caída en picado de El país hacia la derecha más rancia es penosa. El problema es que ya sólo les mueve el capital: la pela manda. ¡Qué panorama de Medios de Comunicación! David: ¿Montamos un periódico? ;)
  3. Roger
    2002-09-05 20:11 El punto de vista paranoico de David me gusta, se parece mucho al que llevó a la redacción de la constitución norteamericana en 1781. Ese y el de la Declaración de independencia de cinco años antes, que decía que si al tirano no se le puede sacar por las buenas, habrá que hacerlo por las malas. Me refiero a El Pais, claro. Lo malo es que ya se intentó una vez y el resultado fue El Mundo. La ley de partidos mosquea. Sin embargo prefiero la civitas frente a la tribu. Un proyecto en el que estoy trabajando, que tiene que ver con la Antígona de Sófocles, trata precisamente este problema, el de los abusos de poder que se cometen en el establecimiento de la ciudad y el abandono de la barbarie. (Esa interpretación hegeliana de la obra no es popular; normalmente la que gusta es la de la defensa Romántica de la las costumbres frente a la “agresión” Clásica de la Ley.) Os dejo porque Cabana me ha invitado a su casa “a tomar algo fuerte” y ver la boda de estado de hoy.
  4. Eugenio de Aviraneta
    2002-09-05 22:23 Mis tesis: * Tanto la partitocracia como la oligarquía españolas son castas cerradas. En España no cabe un sistema “a la inglesa”, donde al pararse el ascensor social en todas las plantas (menos el ático) los restos aristocráticos pueden sobrevivir sin costar demasiado a la democracia y al país.Aquí en vez de ascensor hay escalerilla de mano… para la mayoría. * Los grandes poderes mediaticos son la bisagra entre partitocracia y oligarquía: prisa también. * Ni una ni otra tienen un proyecto de país distinto de lo q en cada momento convenga a su propio mantenimiento * La idea central, simbolizada por cierto muy bien en su monarquismo, es la de herencia. Sus hijitos heredarán (como bien se ve en la boda de hoy) Hasta aquí los males. A partir de aquí los peligros: * La combinación de los factores anteriores con una clase media semi ilustrada, universitaria y creciente que ya no puede pillar cargo en el estado genera un peligro de “fascistización”: muchos dirán “si no nos dan hueco de funcionarios en el estado, tomémoslo al asalto”. Para mi ésto es lo q subyace en buena parte del “desarrollo autonómico” y de cosas como el bablismo en Asturias: la necesidad de la clase media de cargos públicos. Mi miedo es que cuando empiecen a hablar de ruptura no será para democratizar sino para copar. * La dinámica impulsada por lo anterior es implosiva y se realimenta con el desarrollo autoritario del estado. Estados más “territorializados” son más totalitarios (llegan más cerca de todo) y sobre todo, eliminan los sistemas de socialización y nacionalización (ya no hay casi becas para estudiar fuera de la comunidad autónoma de residencia, no hay servicios civiles o militar que lleven a la gente fuera de su pueblo, a penas hay matrimonios “mixtos”, se es español porque previamente se es de algún lado y de alguna familia…) vamos que la gente cada vez más en el nido bajo la atenta mirada del cacique local. A lo anterior, el único proyecto razonable que cabe oponer es un proceso constituyente con autoderminación para todos. Para los que se queden una constitución democrática tipo 1776 y una república reducidita y centralista que organice un verdadero sistema nacional de educación, defensa, justicia, pensiones y salud. El resto para arriba (o sea para Europa) o para abajo (sociedad civil, esa que no existe ahora) (Para que luego digáis que los liberales somos conservadores y “pensamiento único”) :p
  5. David
    2002-09-05 22:48 Hola a todos!! Marcos, me hace mucha gracia que me digas esto porque el otro día alberto Noguera (www.multitextos.com/blog) trataba de convencerme de convertir ciberpunk.com en revista de papel… Puede molar, pero a mi me gusta más el modelo que me proponía Vicente Urnieta (si, si, Urnieta el que dice Ormeche el de www.elnegro.net), él mismo exreponsable de un periódico. Me proponía crear un periódico exclusivamente de opinión, una especie de revista diaria abierta, donde se publicaría todo, por malo que fuera, sólo que clasificado por el grado de interés de los editores, con una sección basura, eso si. ¿Te mola? Yo la verdad lo veo más en web que en papel y ya tengo hasta un dominio reservado y todo. :) Respecto a lo que comentarba Roger: completa razón, la democracia tiene que pensar paranoicamente, como si la naturaleza de los hombres fuera nefasta. Ponerse siempre en el lugar de quien está en situación de sufrir un abuso. Por cierto, esa es la forma en la que hicimos los estatutos de ciberpunk.org y mira como nos fastidian en el ministerio agarrándose a la tontería del nombre. Incapacidad y habilitación legal para la arbitrariedad, una vez más… Y por último para Avi: como casi siempre, casi de acuerdo, sobre todo en la necesidad de división de poderes, y aprender del modelo constitucional anglosajón y en la de crear sociedad civil. También en la de “refundar” el país… al menos moral e identitariamente
  6. Marcos
    2002-09-05 23:07 David: lo que propones de un almacén de opiniones sin filtros es: · Mastodóntico · Difícilmente digerible por el lector, que obviamente sólo dirigiría la vista a los puestos altos de la clasificación y ojearía los bajos a modo de burla. . El Libro de notas, ya es eso pero sólo con losp uestos altos de la clasificación: bastnate me cuesta repasar la opinión del mundo hispano diariamente como para encima leerme la basura para los demás ;) · Y por supuesto cualquier opción de las apuntadas sería en internet. ¿Ciberpunk en papel? No, no. Avinareta: ¿Formamos un partido político? Ups, no, mala idea: nos ilegalizarían en menos que canta un gallo.
  7. Roger
    2002-09-06 11:02 Estamos de acuerdo con que hay que “refundar” el país, parece. Construir para todos, ¿por qué parece tan difícil? Vivimos en un todos contra todos: Autonomías contra autonomías, individuos contra individuos, sobre todo en la busca de subvenciones, prebendas y puestos en la administración. Aviraneta escribe sobre la posibilidad de fascistización de la clase media. Una situación como la que él describe, más que la necesidad de una reforma agraria, fue lo que condujo a la Revolución mexicana, y por fin, al PRI, que fue un retorno canceroso al statu quo anterior. En cuanto a lo del periódico dedicado a la opinión, me estudiaré con cuidado los métodos de Karl Kraus, que tenía algo así a principios del 20. Saber que estaba vetado por toda la prensa del imperio Austro-Húngaro, ya es un valor, un valor punk, digamos. Luego os lo cuento, a ver si ayuda. Y me incluyo porque, si hay juego, yo también quiero jugar.
  8. David
    2002-09-06 12:31 Oye, ¿Por qué no seguimos discutiendo en un sitio estable? ¿Abrimos un foro? ¿una lista a tres a la que se iría sumando gente? ¿Por mail? Yo no tengo el de Roger.
  9. Marcos
    2002-09-06 13:03 Es curioso. Suprimí el foro de Almacén porque casi no se utilizaba y no había movimiento y ahora surgen estas conversaciones interesantísimas. No sé, ¿qué proponen vuesas mercedes?

  10. 2002-09-06 14:17 Me uno a vuestro diálogo. Y tras leeros, una idea me da vueltas: el derecho es, fue y será un instrumento de poder. Nació para mantener, sin plazo de caducidad, la hegemonía económica y social de una clase. La democracia, en los términos planteados por el constitucionalismo moderno, es un disfraz, un mal menor, una pequeña carga, algo que debe ser soportado para el mantenimiento del estado de cosas actual (sí: el manoseado “algo debe cambiar para que todo siga igual”). En España lo hemos visto con la transición: los hijos de los fascistas han sabido adaptarse y jugar a ser demócratas. Es el peaje que sus padres no quisieron entonces no les hizo falta: campaban a sus anchas pagar. Pero hoy, igual que hace cuarenta años, no nos engañemos, mandan los mismos. En ese contexto, la ley, toda ley, no cabe sino juzgarla como lo que es: un instrumento del poder para autojustificarse y enrocarse. Por eso, cuantas menos leyes, mejor. Y por eso una ley de partidos es aberrante: porque pretende regular el ámbito de las ideas. Así, sin más. Cuando ese era un espacio reservado a la tolerancia en la mejor tradición anglosajona, desde Locke y compañía. ¿A qué viene pretender que los otros piensen en el marco de una Constitución? ¿Cómo calibrar el límite de lo pensable y lo impensable? Sólo se me ocurre que ese límite se trace alrededor de su expresión. Y ahí está la clave, lo que hace daño: pues limitar el derecho a expresar mis ideas es limitar el derecho a tenerlas. Algo de por sí irrrrrrrenunciable. Entre la barbarie y la ciudad, Roger, está el derecho. Y Atenas, en su breve experiencia asamblearia, es irrepetible. Queda lejos, tan lejos como el mito al que se enfrentan Antígona y Creonte (sería interesante profundizar en otro momento acerca de las interpretaciones de Antígona. Sófocles enfrenta al hombre consigo mismo, más que con los dioses. Por eso se presta tanto hoy en día). La naturaleza de los hombres es, efectivamente, nefasta, David. Y la democracia acaba siendo paranoica no tanto por evitar abusos como por lograr el mejor disfraz, la mejor manera de encubrir el interés del poder por mantenerse hegemónico. La socialdemocracia, en todo esto, juega el papel de comparsa. No nos equivoquemos: las alternativas están, necesariamente, dentro del sistema. De otra forma ni siquiera se les daría margen para su existencia. ¿O alguien piensa todavía que los banqueros financian a los que pretenden su supresión? ¿Nos acordamos de la “superestructura ideológica”, creada por la “infraestructura económica” como lugar de apoyo, para cobijarse a buen recaudo? Comparto los análisis de Marx, de ese Marx profundamente anti-institucional y revolucionario. Sigue vivito y coleando. Lo malo fueron los coletazos que algunos pretendieron dar en su nombre. El poder, aunque termine recurriendo al tópico del sesentayocho, debe ser abolido. Debajo de los adoquines aún se respira la libertad de las ideas. Salud Ximo

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