Estoy de acuerdo con Justo Serna cuando dice que Nietzsche nunca deja de estar de actualidad. Es cierto, ese el único filósofo al que es fácil encontrar en cualquier casa editado por alguna del puñado de editoriales que acaba siempre acudiendo a él. El autor nos intenta explicar Por qué hay que leer a Nietzsche.
«El espíritu de nuestro tiempo premia lo útil, lo breve, lo escueto, lo poco duradero. Todo se agota —se agota en su función— y pronto es reemplazado: como si lo que sigue fuera realmente nuevo e interesante. A los jóvenes de otro tiempo los domaban a mamporros o con la historia, con ese patrimonio al que se debían y que era corsé: una forma de ahormarlos, de sujetarlos más allá del instante creador, de la potencia del momento, del presente como estallido. Nietszche deploró ese uso y abuso de la historia, ese pasado en el que presuntamente deberían inmolarse los muchachos vigorosos que irrumpen en la vida. La lección de Nietzsche sigue vigente, desde luego. Así lo creo: cada vez que nos saquen lo pretérito como obligación deberíamos oponernos, resistirnos; deberíamos reclamar nuestra vida irremplazable, incomparable. Por eso, sigo pensando frente a todo nacionalismo o colectivismo que hay que oponerse a la Historia, a la Historia como patrimonio que te fuerza. »