Higinio Polo hace un extenso y comprimido recorrido por la biografía de Stefan Zweig, dando apuntes de prácticamente todo hecho decisivo en su vida. Me quedo con la primera parte del texto, una revisión a la Viena mítica del escritor austriaco. Stefan Zweig, en un café vienés.
«Desde la entrada, hacia la izquierda, se ven los lugares donde se sentaban Adolf Loos, Leo Perutz, y un escritor olvidado, oportunista y miserable, llamado Franz Carl Heimito Ritter von Doderer, que llegó a ingresar en el partido nazi para promocionar su obra entre los alemanes. Sin embargo, no se indica donde se sentaba Stefan Zweig: tal vez los propietarios no consideren relevante su nombre, ni su obra. Tampoco aparece ninguna referencia a Trotski, que también frecuentó el establecimiento, y que, según Claudio Magris, se pasaba todo el día en el café. Los cafés vieneses, con su servicio gratuito de prensa diaria, austriaca y de otros países europeos, eran para Zweig una institución única en el mundo: ¡proporcionaban a los clientes hasta revistas literarias y artísticas»