Rodríguez Ibarra escribe en El asfalto, la Red y las aulas sobre las profundas diferencias entre la era industrial y la era digital. Con la que estoy más de acuerdo –y lo veo día a día en el ámbito de la Ingeniería Informática– es con la importancia creciente del capital humano. Quizá el artículo peca de optimista, ya que el cambio de filosofía en quienes toman las decisiones es más lento de lo que debería, pero no tengo duda de que es inevitable.
«En la nueva sociedad digital, que tan bien describe la señora Tubella, se impone la necesidad de dar un valor real a las personas más que a las cosas, como consecuencia del proceso de digitalización que vivimos, donde la materia prima fundamental es la inteligencia. Hay que invertir en las personas porque son las que con sus capacidades pueden hacer crecer lo que se propongan. Esto puede parecer obvio y por lo tanto desgraciadamente lo obviamos. Estamos en esta nueva sociedad y todavía tenemos sistemas demasiado tradicionales. Los sistemas contables siguen contado como “gasto social” a las personas y como “inversión” a las cosas. En consecuencia, los primeros gastos que recorta una empresa cuando afronta una crisis afectan a las personas y no a las cosas. Esto ya no debe ser así en esta nueva sociedad, es un reto que se debe solucionar. No se puede seguir anclados en los sistemas de la sociedad industrial, donde era mejor invertir en máquinas que agilizasen el proceso, antes que en personas que lo reinventasen. Hoy el valor de la nueva sociedad es el capital humano.»