¡Todos fascistas! es un grito de José Manuel Aguilar contra la creciente intransigencia y modos reaccionarios de ciertos poderes civiles que entienden la democracia como la imposición de las mejores ideas.
«La reacción de esos ciudadanos, que han preferido usar la violencia y la presión psicológica ante las ideas que no comparten, es una buena muestra del grado al que está llegando la discusión de ideas en nuestro país. En vez de escuchar —con mayor o menor paciencia, pero siempre respetando el derecho del otro— para luego rebatir con argumentos, datos o ideas, pareciera que se prefiere el insulto o la agresión física. Así nos lo han demostrado aquellos que, al grito de “¡Fascista!”, se convertían en estandartes de esa ideología con sus gestos, negando el derecho a la palabra a esas políticas.»