A veces me parece que se pasa de jocoso, pero no le falta razón a Javier Pérez de Albéniz cuando insiste en que Televisión Española no tiene por qué parecerse tantísimo a las privadas, sino que su función debería ser otra. Todo viene porque, al parecer, el ente público ha cerrado 2007 con beneficios. La nueva economía.
«En una televisión pública, los beneficios no son necesariamente sinónimo de buena gestión. Los beneficios son el fin de las televisiones privadas. En una televisión pública deberíamos considerar buena gestión no tirar el dinero, por supuesto, pero sobre todo conseguir un gran nivel de servicio público. Y una calidad en la programación de la que sentirnos orgullosos.
Luis Fernández, presidente de RTVE, cree que el supuesto éxito económico de esa gestión es fruto de “la eficacia y la austeridad”. Yo creo que también tendrá algo que ver el Expediente de Regulación de Empleo (ERE), que finalmente afectará a 4.150 trabajadores de la cadena pública. Una limpia en toda regla, con miles de jugosas liquidaciones que no salen de la caja de TVE. Caja abierta, eso si, para los sueldos de los nuevos fichajes, en su mayoría ejecutivos (¿Cuántos?) de diferentes pelajes y nóminas.»