Algunas voces se han alzado contra una serie que no he visto, Física y Química se llama, ambientada en un instituto. Las críticas van por el mismo estúpido camino de siempre: los valores que se supone que debería inculcar un espacio de ficción. José Ángel Berrueco habla de ello en Modelo real y modelo ideal.
« Si no lo entiendo mal, lo que las voces de la corrección política quieren es una serie sobre profesores y alumnos donde todos se abracen y recen a diario, en la que los alumnos sólo beban agua mineral y ninguno fume, en la que no existan tipos violentos que parten la cara al del pupitre más próximo a la mesa del maestro, en la que se les vea todo el día comprando preservativos y tomando la píldora aunque no se acuesten con nadie pensando en el príncipe azul que un día aparecerá en el horizonte para llevárselas a su castillo, etcétera. Sí, eso es muy bonito, pero no es real. La sociedad que estas voces quieren presentar es un modelo de conducta ideal, pero no real. Y, aunque la serie es de ficción, según parece contiene la dosis justa de inspiración en la realidad como para enganchar a los chavales. A todo esto, ¿alguien les ha preguntado a ellos qué opinan? Pues sí, lo ha hecho. En el diario El País, por ejemplo, preguntaban a unos cuantos adolescentes acerca de la serie. Se mostraron conformes. Uno apuntaba: “Los casos de abuso escolar que se muestran no son nada comparados con lo que se ve en la realidad”.»