Kyriakos trabaja como gestor de proyectos de ayuda humanitaria en Darfur, Sudán. Su crónica de cómo se vive allí tiene la virtud de la sencillez, sin el vicio, para bien y para mal, del periodista: Crónica de la situación humanitaria en Darfur (Sudán), desde el terreno
«No se me permite alejarme más que 20 metros de donde trabajo y duermo. No puedo ni abrir las puertas, ni por dentro, porque hay que pedírselo al de la seguridad.
Anteayer atacaron un vehículo de otra ONG situada a 100 metros de la nuestra. Les llevaron fuera de la ciudad donde les bajaron del coche y sin hacerles daño les dejaron volver andando. Robaron el vehículo. Hemos decidido, por este motivo, no movernos más con nuestros vehículos, lo haremos con vehículos locales que tienen menos posibilidades de ser atacados.
“Cada uno hace lo que le da la gana, o mucho peor, lo que le responde a sus intereses. Es difícil coordinar todo esto. Sin embargo, es normal lo sea: no puedes programar casi nada cuando hay guerra”
Está prohibido andar incluso estos 20 metros después de las 9 de la noche. Diariamente nos controlan a través de la radio VHF para saber que estamos bien. Hace 2 días que la red telefonica está fuera de servicio.
Sólo podemos acceder con helicópteros a los campos que están alejados. Si fuésemos por tierra seguramente no llegaríamos nunca: los grupos de guerrillas y los “Janjaweed” esperan que cometas este error.»