Jaime Riera utiliza la polémica en torno a la novela de Jonathan Littell, Las benévolas (que muestra, al parecer, la amplia aceptación del nazismo entre las élites culturales) para incidir (y negar) en el tópica de la cultura como salvación. Terrorismo de Estado y literatura.
«La cultura no nos protege de nada, como hemos constatado una y otra vez. En el corazón de la prestigiosa y antigua cultura europea se alentaron los proyectos más desquiciados que puedan concebirse, pero que en su momento parecían no sólo aceptables sino necesarios y purificadores.
La idea de exterminar físicamente a los judíos, gitanos, polacos, homosexuales, enfermos y reducir a esclavitud a los eslavos y a todas las “razas” inferiores del planeta a fin de instaurar el reino milenario de una estirpe superior, se estaba convirtiendo de hecho en un programa viable, concreto y compartido, o pasivamente aceptado, por amplios sectores de las clases dominantes e intelectuales europeas.»
2008-02-23 23:18
Cual es el titulo en ingles de “Las Benevolas” ?
2008-02-24 01:47
Pues es un caso harto curioso: nacido neoyorkino, Les Bienveillantes (‘The Kindly Ones) fue su primera novela escrita en francés. Ahora vive en Barcelona, España, así que igual en poco tiempo escribe en castellano. O en catalán.
Saludos
2008-02-24 19:43
Es efectivamente curioso; probablemente Littell es un prototipo de la universalidad que tenemos actualmente en umbral y que tiene que ser una respuesta intelectual a la globalizacion economica.
Gracias, Marcos.
2008-02-25 16:43
Yo me lo estoy leyendo y realmente es adictivo… y malevolamente atrayente. Para cualquiera que quiera una experiencia lo más cercana posible a la manida “banalidad del mal”, es el libro ideal. No es solo que no son psicopatas, sino que ellos tambien odian a los psicópatas brutos (por ejemplo el personaje de Turek). Pero sin embargo ejecutan a mansalva con una racionalidad inquietante. Y los pocos que se oponen callan (el personaje de Voss). Al cabo de unas páginas te das cuenta que todo empieza a parecerte “normal”, y te asustas.
Por otro lado Littell tambien da atisbos del sistema “espejo” (comunismo estalinista), y tampoco es que salga mejor parado. Como dice el protagonista, Stalin no sólo logró que unos se erigieran en verdugos del resto, sino que sucesivas generaciones de verdugos mataran a la anterior sin ni siquiera pestañear…