Tennessee Williams murió hace 25 años ahogado con el tapón de la caja de tranquilizantes que tomaba. Cuanrenta años antes era glorificado por su obras de teatro. Ernesto Schoo traza la trayectoria de uno de los dramaturgos más importantes: La sombra de la soledad
«Otro poderoso ingrediente del talento de Williams es su pertenencia a una familia ilustre del sur de los Estados Unidos. Si bien su abuelo paterno, Thomas Lanier Williams II, se había arruinado en insensatas campañas políticas, su madre ( miss Edwina, según el tratamiento tradicional de las damas sureñas, aunque fueran casadas) pertenecía a una casta señorial arruinada por la supresión de la esclavitud, base de su economía, luego de la Guerra de Secesión. Las gentes del sur nunca se repusieron de la derrota y aún perdura allí la nostalgia del pasado esplendor, de las mansiones con pórtico neoclásico de columnas y frontón, las vastas plantaciones de algodón y maíz, las canciones tristonas de Stephen Foster. Hasta el característico musgo español que cuelga de los árboles evoca crespones de luto. Los escritores nacidos y criados en la región expresan siempre, unánimes, la melancolía (y el espanto) de esa decadencia: William Faulkner, Carson McCullers, Truman Capote, Williams mismo. »