Rinzewind nos cuenta la historia de James Randi, mago retirado que lleva casi cuarenta años dedicado a desenmascarar a farsantes —adivinos, mentalistas, parapsicólogos— públicamente. ¿El método? Hasta hace muy poco ofrecía un millón de dólares a quien le demostrase sus “poderes”. ¿Quiere ser millonario?.
«El procedimiento para presentarse es sencillo: mediante una notificación a la fundación, se informa de las habilidades poseídas y se establece un protocolo a acordar por ambas partes que establezca de forma clara y perfectamente definida cuándo se puede dar la prueba por concluida, qué objetivos hay que alcanzar, los materiales a utilizar durante el proceso y la ubicación espacial y temporal del test.
Afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias, dijo David Hume; pruebas que, como cabría esperar, no han llegado. Desde su comienzo, el desafío ha sido una evidencia palpable de que, bajo estrictas condiciones de observación y control, cualquier supuesta habilidad sobrenatural se convierte en lo que cabría sospechar que es: un fraude.
A los examinadores les han llegado todo tipo de solicitudes para pasar el reto: rusos con telequinesia, estudiantes californianos capaces de regular las farolas a voluntad con su presencia, zahoríes feng shui, viajeros astrales y cualquier combinación imaginable de contactados por los alienígenas, futurólogos e iluminados en general. Ninguno de los candidatos (hasta la fecha, más de mil) ha pasado siquiera los tests preliminares. Efectivamente, no hay que ser adivino para saber dónde sigue el dinero: cómodamente guardado en el banco.»