Lourdes Domenech reprime las ganas de vociferar malas palabras tras leer el tratamiento informativo que se le dio en la mayoría de los medios a la huelga de la enseñanza del día 14 en Cataluña. Nos introduce con un inolvidable vídeo de Fontanarrosa sobre Las malas palabras que no habría que perderse nunca. No se preocupen, también pone el enlace a la primera parte y a los sitios sobre el insulto de José Antonio Millán: Y yo en la tuya y Diccionario del insulto.
«¿Y a qué vienen ambos documentos? Pues, a mi intento por reprimir las ganas de vociferar ciertas palabras (tacos, palabrotas) después del leer el tratamiento informativo de la huelga de la enseñanza que se dio (me niego a usar el término celebrar) ayer en Cataluña. Mi pensamiento discurre por los derroteros de las malas palabras (no soy la única). En la edición de hoy de El País [Cataluña], el tema, que ocupaba la portada, centraba la atención en la disputa sobre las estadísticas de participación. Y sólo unas escasas líneas para destacar asuntos como la evaluación de los docentes, la sospecha de la privatización de los centros… Hablan de normalidad en los centros. Señores, la normalidad en muchos centros fue sinónimo de absentismo (tanto de los docentes firmantes de la huelga como de muchos que, sin suscribirla, hallaron las aulas vacías y se marcharon).
Pues eso, ante situaciones así el insulto es “un arma cargada de poder” terapéutico.»