Editar una revista siempre es fácil y complicado a la vez. Bien lo sabemos el equipo de Almacén (que, por cierto, vuelve el 1 de septiembre). En una revista se ve claramente lo que sus directores piensan del mundo. Imagínense lo que pueden pensar los que sacan adelante las revistas del corazón. Pero hay otras. “En su momento “Nanacinder” fue una ventana entre la locura y el mundo clínico y supuestamente cuerdo.” Se trata de una revista publicada en un manicomio venezolano entre los años 50 y 60, y la reseña, de Carlos Yusti, está hecha con cariño, curiosidad y extrañeza. En esa revista encuentra “un medio terapéutico menos perjudicial y doloroso que el electroshock y los medicamentos.” Y yo que pensaba que a los de la prensa del corazón les hacen falta precisamente el electroshock y los medicamentos.
Una revista en el manicomio.
2002-08-30 11:38 Mi amigo Colom vuelve de vacaciones y no se ha percatado de que este artículo ya lo había anotado yo. Esto es buena muestra de hasta qué punto coincide nuestro (¿buen?) gusto a la hora de encontrar contenidos de calidad. Sin embargo, como su ocmentario es muy distinto al mío y (¿igual de?) acertado aquí queda por si con él alguien que no había viajado hasta Nanacinder se lanza ahora a la aventura. Vale.