Javier Marías, tras la última matanza juvenil, intenta imaginar en España la facilidad para portar armas que tienen en Estados Unidos, con el consecuente estado de pánico: Una espantosa pesadilla.
«Hay que imaginarse, por tanto, que en este país nuestro de mala leche frecuente, el conductor atrapado por culpa de la doble fila, y que se líe a pegar bocinazos jodiendo a un vecindario entero, pudiera liarse también a tiros; lo mismo que ese otro al que le rozan la pintura y se apea hecho un basilisco. Que los maltratadores de mujeres no solo dispusieran de sus manos, gasolina, cuchillos y bates de béisbol para cargarse a sus víctimas, sino que además pudieran pasarse en cualquier instante por una armería y salir de ella con un Barrett 90, por aquello del alejamiento. Que los pandilleros, neonazis y ultras del fútbol tuvieran todos —mes a mes, pacientemente— por encima de la docena de armas, y la consiguiente tentación constante de hacer uso de ellas. Que los armeros y la Asociación Nacional de la Pipa pensaran como el que posiblemente le vendió las suyas al chiflado de Blacksburgo, a saber: que si se hubiera permitido entrar pistolas en el campus, habría habido muchos menos muertos, porque alguien habría abatido al psicópata a mitad de su carnicería. ¿Se imaginan a los españoles practicando en sus casas como Jack Palance en Shane a ver quién es más rápido por si acaso?»
2008-02-19 22:20
No es para tanto.
La constitucion americana consagra el derecho de sus ciudadanos de poseer armas de fuego, asi como la prerrogativa de organizarse en milicias y enfrentar a gobiernos malos.
Asi que todos, o casi todos los habitantes de gringolandia tienen armas y solo unos pocos, muy pocos han hecho uso indebido de ellas.
El comun denominador es que son chiflados a los que no previenen las leyes negarles armas debido a su enfermedad emocional.
Los demas las usan como proteccion personal y de su familia.
Tengo en casa, casualmente, las dos armas que menciona el autor y otras dos mas.
Una se llama Raquel, en honor de la Welch, y es un revolver Ruger GP-100, calibre .357 Magnum.
Otra se llama Salma, en honor de la bella, y es un revolver Smith&Wesson de 2 pulgadas; es decir J-60, tambien .357 Magnum.
Otra es la Britney, una semiautomatica Glock 9mm, que es una gozada.
Y finalmente la mas poderosa, la Loren, por Sofia, que es una escopeta de puneta Remington 870 cuyo sonido, al cortar cartucho, hace que el intruso se orine o corra. Si se queda …
2008-02-19 22:25
Como me alegra, Francisco, tenerte tan lejos :)
El problema es más serio, obviamente: detectar pirados, como tú dices, no es muy sencillo; la mayor parte de esos “pirados” eran considerados personas normales o levemente extrañas, anda alarmante como para encerrarlos o limitar sus derechos. El problema es otro: la facilidad para adquierir un arma, sin apenas impedimentos.
Saludos
2008-02-19 23:23
Ciertamente, Marcos.
El grave error es, a mi juicio, interpretar con libertinaje ese precepto constitucional y no reglamentar la venta de armas.
Lo unico que te piden en las armerias es tu licencia de conducir como identificacion suficiente. Verifican rapidamente, a traves de su computadora conectada a la base de datos correspondiente del gobierno, FBI, si no se sabe nada malo de ti y, si no lo hay, te entregan el arma.
El problema es que ese archivo no tiene previsto el factor de salud mental, que algunos legisladores reclaman como necesario; pero la poderosisima industria obstaculiza vigorozamente estas iniciativas.
Saludos.
PD Cada lunes quemo cien cartuchos en un local para tiro, con aire acondicionado y extractor de humos de polvora. Es mas divertido que el golf. Estas invitado.