Jorge Gómez Jiménez relata un caso tan habitual que incluso podría dejar de ser noticia: vecinos de un barrio de —en este caso— la localidad de Motril protestan contra la implantación de un centro del Proyecto Hombre en la zona. La diferencia la marca, supongo, que un constructor local está intentando comprar abiertamente al ayuntamiento para evitar que sus viviendas se devalúen. Proyecto hombre y el chantaje.
«Pero la situación se ha vuelto realmente difícil a partir de la iniciativa del constructor Adolfo Soria —llamada chantaje por quienes conocen y defienden el trabajo de Proyecto Hombre—, que ha ofrecido construir gratuitamente una biblioteca, u otro proyecto escogido por la comunidad, además de invertir 50.000 euros en otras obras, con la condición de que se impida la creación del centro. Con 15 millones de euros invertidos en la construcción de nuevas viviendas, el promotor ha visto con horror cómo, a raíz de la anunciada llegada de Proyecto Hombre, los futuros habitantes han empezado a pedir la rescisión de sus contratos.»