Josu Mezo analiza las cifras del montante de dinero que, hasta ahora, se han gastado los candidatos a la presidencia del partido Republicano en EE.UU. en la campaña de las primarias. En un país donde los políticos sobre todo y ante todo buscan financiación, los datos son impresionantes. Dinero y elecciones.

«Mucha gente en los propios Estados Unidos lamenta la influencia indebida que tiene el dinero en su sistema político. Es cierto, y llevan muchos años dándole vueltas al problema. Las campañas son carísimas, y los políticos se pasan casi más tiempo buscando dinero para la siguiente campaña que gobernando. La razón es (entre otras) que allí está permitida la publicidad política pagada en televisión, que en Europa suele estar prohibida (excepto los espacios gratuitos en las públicas).

Resulta así que la capacidad de conseguir financiación para la campaña es crucial para poder competir por cualquier puesto político y esto supone, en muchos casos, una gran barrera para los candidatos. También supone que, a menudo, las elecciones las gana el candidato que más dinero gasta en la campaña. De forma que parodiando una frase del marketing, algunos dicen que en Estados Unidos tienen “los mejores políticos que se puedan comprar”, con evidente, y malintencionado, doble sentido.»