No se resiste Miguel Santa Olalla a decir la suya sobre la cacareada desaparición del programa Aquí hay tomate de la parrilla de Telecinco, pero él añade una reflexión más. La posibilidad de que ese espectáculo infame triunfara porque habla de nosotros mismos. Se pudrió el tomate.
«Algo de nuestra sociedad (o incluso del ser humano) sale retratado en este programa y en todos los de su corte. La curiosidad sobre lo vanal elevada a la enésima potencia: nos interesamos por saber que a los famosos les ocurren las mismas cosas que al resto de los mortales. Si vemos uno de estos programas sería difícil encontrar una sola familia española (en el sentido amplio de la palabra, incluyendo tíos, primos, etc) en la que no haya ocurrido algo de lo que ha salido en el tomate en los últimos años: rupturas sentimentales, bodas, divorcios, defunciones, abortos, infidelidades… Todo esto forma parte de nuestras vidas y todos nosotros conocemos a gentes de nuestro alrededor que han pasado por ello.»
2008-02-05 15:36
Yo creo que el éxito del Tomate se debía a que daba salida a pulsiones bastante comunes en el ser humano: la necesidad de criticar, de descargar la mala leche, de reírse del otro. Bajas pasiones, rayanas en lo inmoral, pero al mismo tiempo (y quizá precisamente por ello) atractivas. Se puede decir que el programa rompía ciertos tabúes, cosa que se intentaba justificar despojando de humanidad a sus víctimas: no son personas normales, son famosos que viven del cuento y que, por tanto, se merecen todo lo que se diga de ellos. Una vez que uno asume esta lógica perversa, puede entregarse sin remordimientos al placer desenfrenado y primario del cotilleo más cruel…