Brevísimo elogio de la fatalidad, un apunte sobre, quizás, la necesidad de la certeza de la muerte para alentar la humildad frente al orgullo. De Mario Roberto Morales.
«La humildad que todos, aun el más orgulloso de los mortales, profesa ante la muerte proviene de su fatalidad, y quizás esa sea la única realidad que la mayoría de seres humanos asumimos y aceptamos como lo que es, contrariamente a como solemos asumir todas las demás realidades de la vida; es decir, como lo que quisiéramos que fuera; provocándonos con ello un vacío de conciencia que, convertido en voluntarismo pueril, nos lleva a buscar el pírrico consuelo del orgullo.»