Aeropuertos en estado de excepción
No suelo enlazar textos de políticos, pero haré una excepción con este de Ignaci Guardans porque me siento plenamente identificado con su cabreo. Y es que sigo sin entender cómo aceptamos con esa tranquilidad estólida los atropellos que sufrimos los pasajeros en los aeropuertos en aras de una supuesta seguridad (je). Aeropuertos en estado de excepción. [ Vía: Escolar ]
«Por razones absolutamente incomprensibles, en los aeropuertos europeos, y en los españoles de forma muy particular, ni existe límite alguno a la arbitrariedad ni al pequeño pero insoportable abuso, ni se conoce el marco legal que debería encuadrar y limitar las medidas de seguridad que se nos aplican. Y los ciudadanos, con una especie de cristiana resignación, lo aceptan prácticamente todo con tal de no perder el avión. Como si en cuanto nos acercamos a la zona de control ya no rigiera el estado de derecho, sólo el imperio de las órdenes de unos agentes uniformados sin otro fundamento ni otra base que su propia autoridad.
Esa situación es absurda, y frente a ella hay que decir basta. Las reglas de seguridad en los aeropuertos son las que son, y no otras, y no incluyen la arrogancia, la altanería o el desprecio al viajero. Ni la pura arbitrariedad.»
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2008-01-30 10:22
A mí el texto en general, me parece bien… pero escama que de pronto, en CIU, se pongan a defender libertades y garantías legales cuando han estado haciendo apología de la mano dura policial toda la vida. Más bien parece que, a Guardans, que tenía que viajar los lunes y los viernes a Madrid por su condición de diputado, se ha sensibilizado SÓLO en este tema por lo que le afecta. Fíjense que en mismo texto se defienden las filmaciones e intervenciones telefónicas… Que sí, muy bien, que es un abuso lo de los aeropuertos, pero queda un pelín burgués, con tantos abusos de autoridad como hay, protestar sólo por el que padecen sobretodo los ejecutivos…
2008-01-30 11:07
A mí me pasó una cosa irrisoria en junio del año pasado.
Me iba a Suecia cerca de una semana a un festival de música. Llevaba una mochila y una maleta con ropa. Quise poner en la mochila lo que me sería necesario en el fin de semana por si había algún descuido con mi maleta. Así que allí que fue la tienda de campaña. Pues bien, casi me quedo sin tienda porque, después de haber facturado la maleta, no me dejaban pasar las varillas de la tienda de campaña, y tuve que volver corriendo a ver si podía facturarlas.
Irrisorio porque las varillas son esas varillas de plástico flexible que sólo harían daño a un cachorrito de chihuahua, y en cambio me debajan pasar mi teléfono: un Nokia 5110 . Sí, un arma arrojadiza de 170 gramos con una antena que puede dejar tuerto a cualquiera (o peor) y cuyo único uso en el avión, sería precisamente como arma, puesto que según las normas no se puede telefonear a bordo.
Para partirse.