Jaime Rubio —quien, como bien saben, somos todos— nos cuenta cómo ha sido víctima de una confusión común y habitual en cualquier hijo de vecino y el que lo niegue que dé un paso al frente. Porque…¿quién no ha confundido alguna vez sexo y cocina? El experto.
«Es gracioso porque yo siempre había dicho que me encantaba el sexo y que me pasaba el día practicándolo: por la mañana, a mediodía, por la noche, solo, con mi pareja, en grupo. Y resulta que me refería a otra cosa. Claro, no entendía todo el alboroto cuando decía según qué cosas, en plan, ¿en serio nunca has practicado el sexo con un par de amigos? Da igual, si son chicos o chicas, lo importante es que haya buen rollo y coordinación. Claro. De ahí todas esas miradas que iban del asco a la admiración más ridícula.
Qué despiste, yo también.»