Léna Morel nos habla del barrio de Vauban, en Friburgo (Alemania), un barrio ecológico regido por sus propias reglas, limpio, agradable, donde todos confían en todos, una suerte de “microsociedad mejorada”. En fin, que da ciertos escalofríos. Un mundo perfecto, ecológico y con pinta de fascista.
«Los grandes ventanales de vidrio de los apartamentos aparentan ser vitrinas: no hay nada que esconder en Vauban. Todo se encuentra limpio, sin reproche y a la vista de todos desde la calle. En 2005, un evento manchó la quietud de estos lazos. Una familia con cinco niños fue expulsada de su apartamento de Vauban por la sociedad de gestión inmobiliaria del barrio, tras varias reclamaciones. Los niños eran demasiado bulliciosos y, según un informe de los vecinos, los padres habrían fallado al no cumplir su rol educativo.»