El guionista descalzo es una reinvindicación del oficio de guionista, tan infravalorado en una profesión en la que lo que importa es la imagen. Un artículo de Gonzalo Suárez.
«La humildad y la paciencia a ultranza convierten inexorablemente a todo guionista en un asesino en potencia y ésa será su mejor cualidad cuando, metafóricamente hablando, empuñe el bisturí para desentrañar el alma humana. Hace tiempo, García Márquez me confesaba que había escrito un libro como represalia contra la industria cinematográfica que lo tenía constreñido a hacer guiones a la medida de estúpidos criterios. Su venganza se tituló Cien años de soledad.»