La primera vez que el fútbol africano hizo ruido de verdad de forma internacional fue con la goleada (4-0) que le propinaron los chicos de Zambia a la todopoderosa Italia en las olimpiadas de Seul, en 1988. El fútbol del continente africano creció a partir de ahí pero la tragedia se cebó con Zambia por medio de un accidente de aviación. José David López nos recuerda aquel episodio. Sonrisa de Zambia, sonrisa a medias.
«El presidente de la federación, Michael Muape; el entrenador, Godfrey Chitalu; su ayudante, Alex Chola, y el médico Wilson Mtonga, así como los futbolistas Chabala, Muanza, Changue, Chomba, Kangua, Watiyakeni, Makinka, Mulenga, Mutale (máximo goleador de la liga nacional), Soko, Muila, Chansa, Muitua, Masuwa, Chikualakuala, Banda y Simamba, perdieron la vida en el momento. Aún hoy, para visitar sus tumbar, es necesario autorización porque, al parecer, los hinchas se llevaron hasta las flores como recuerdo.
La tragedia salvó a los ‘europeos’ que se iban a unir a sus compañeros en la importante cita de Dakar días después. Musonda, del Anderlecht, Johnson Bwalya, del Bulle suizo y Kalusha Bwalya (el héroe de 1988 y mejor jugador), del PSV Eindhoven, nunca olvidarán que el destino quiso salvarles la vida, más allá desde luego, del dolor de haber perdido de un plumazo a todos los compañeros que luchaban por meter a su país en el Mundial. Un sueño que perseguían trabajando en las minas y cobrando unas 15.000 pesetas al mes.»
2008-01-16 12:43
Precioso artículo. En el recuerdo queda, sobre todo, el cuarto gol de aquel partido, cuando Bwalya (creo que fue él), tras marcarlo, abrió los brazos riéndose con expresión de incredulidad, como diciendo “no entiendo qué leches está pasando, pero me encanta”. Esa imagen valió todo un torneo :)
Ojalá que vuelvan los laureles. Es sorprendente cómo el fútbol une a pueblos sumidos en la adversidad mucho más que cualquier enseña política.