No me queda muy claro si Miguel Esquirol apoya o no la ya famosísima huelga de guionistas de Estados Unidos, pero me ha gustado mucho cómo para hablar de ella ha recordado a los narradores sin nombre de finales del siglo XIX. La palabra y la voz.
«Con la llegada de los folletines el pueblo empezó a apropiarse de la palabra. Extensas novelas publicadas semanalmente en periódicos de gran tiraje atrayendo a miles de lectores. Las aventuras, crímenes y romances escritos para ellos les concedían el poder de la palabra. Algunos nombres destacaban como Dumas, pero en general los autores eran desconocidos o ignorados, y en el caso del mismo Dumas, con varios “negros” sin nombre que escribían para ellos. »