151.000 cadáveres es la cifra más probable de muertos en Irak a causa de la guerra. Íñigo Sáenz de Ugarte cuenta cómo, a pesar de la amortiguación paulatina del ruido, pocas cosas han cambiado en Irak y esa cifra parece destinada a aumentar sin descanso.
«Pasada la época de las mentiras, en EEUU se ha impuesto la de los mitos. La clase política y periodística se siente inmensamente aliviada con la evolución, aunque ya no engendra monstruos en sus especulaciones sobre Irak. Pocos hablan de victoria y, conscientes de que sus fuerzas militares no dan más de sí, sólo aspiran a ir neutralizando los peores efectos de la guerra, retirar quizá a unos 100.000 soldados en un periodo de dos años, y dejar a los iraquíes como regalo un reducido número de bases permanentes, dotadas de sus McDonalds, boleras y barbacoas, como legado de su aventura imperial.»