Antoni Gutiérrez-Rubí aborda la campaña para la elección de candidatos demócratas y republicanos en Estados Unidos resaltando un hecho llamativo: la proliferación de muñecos de múltiples formas y objetivos que surgen en torno a los políticos: Muñecos for president.
«Pero, más allá de que algunos consideren tales prácticas una banalización de la política o un discutible tratamiento terapéutico para mentes doloridas o muy enfadadas, las muñecas maniquí en la política son el reflejo de nuevas demandas sociales y culturales que, a caballo de lo trivial y superficial, apuntan a un nuevo tipo de político y de política sometidos a una dura y constante rivalidad electoral en todos los escenarios, en todos los medios y ante todos los públicos. También a una nueva relación más emocional con el candidato no exenta de nuevas y sinceras aproximaciones al juego, al afecto, a la ternura.»