Propone Emili Teixidor, no exento de una cierta candidez, diferentes fórmulas y estrategias para provocar la pasión por la lectura en los jóvenes. El denomidador común es claro: jamás obligar. La edad de la lectura.
«Una de las que da mejores resultados, tanto para la tranquiliodad de los mayores como para la eficacia con los jóvenes, es la de poner dificultades a la tarea propuesta, por ejemplo decir que se trata de un libro dificil que sólo los más preparados y con más vivencias podrán leer con éxito, y al mismo tiempo fingir indiferencia ante su respuesta, como si no nos importara su decisión y como si les considerásemos incapaces de emprender la aventura. Finjamos indiferencia ante su decisión. La mejor recomendación, en edades difíciles, es comentar como de pasada: “ese libro no es para ti, tienes que vivir mucho para que llegues a entenderlo” o frases parecidaas. No me cansaré de repetir que sólo lo difícil es estimulante.»