Pete Hamill recuerda a uno de los padres del viejo, pero joven, periodismo literario: Mailer y Norman.
«Moldeado por Brooklyn, Harvard y el ejército (fue soldado de infantería en las Filipinas cerca del final de la Segunda Guerra Mundial), irrumpió en la escena literaria en 1948 con Los desnudos y los muertos, la primera gran novela estadounidense sobre la Segunda Guerra. Recibió reseñas espléndidas y fue un inmenso best seller. Por primera vez tuvo dinero para viajar con su primera esposa y refugiarse de su fama súbita. Fue a París y se rindió ante el encanto de Jean Malaquais, el crítico y novelista. Fue al lago Chapala, donde no se rindió ante el encanto de los expatriados estadounidenses. Los viejos amigos, los editores, los críticos se desvanecieron durante un tiempo; la guerra no.»