El día de Navidad se cumplió el trigésimo aniversario de la muerte de Charles Chaplin, posiblemente el mejor cómico del siglo veinte y una de las pocas personas que ha logrado hacer un icono de su propio cuerpo. Rafael Marín lo recuerda. Chaplin en el recuerdo.
«Desde la nostalgia por un pasado que no fue feliz, Chaplin consiguió hacernos sentir nostalgia y solidaridad hacia ese pasado. Desde el éxito que lo convirtió en multimillonario, Chaplin nunca olvidó de dónde venía, y cuáles eran los resortes sentimentales de ese público que conocía tan bien, pues se lo había metido en el bolsillo desde la infancia. Molido a palos, vencido tantas veces como vencedor, romántico y siempre pobre, en la abundante filmografía del pequeño vagabundo subyace el orgullo y la dignidad de quien no necesita otras posesiones y no conoce otro límite que el horizonte que siempre se abría al final de cada aventura. »