Nacho de la Fuente y yo, por lo visto, fuimos dos niños traumatizados por recibir en alguna ocasión un cachete en el culo cuando hicimos alguna trastada. Al menos eso piensan los que han suprimido del código civil la posibilidad de dar ese cachete por parte de los padres. Nuestros niveles de imbecilidad.
«Sin llegar al bofetón en la cara, a veces es necesario un buen cachete en el trasero cuando el enano/a de la casa ya no escucha, se niega a todo, se atrinchera en su mundo caprichoso, falta al respeto a sus mayores y expone a grito pelado sus penas existenciales. ¿Quién no recuerda ahora con satisfacción algún coscorrón o un castigo ejemplar en su infancia? Por desgracia florecen demasiados niños de papá and playstation. Muchos chavales andan chuletas y maleducados por culpa de tenerlo todo y permitírseles todo. De vez en cuando hay que bajarles al planeta Tierra para que valoren lo que tienen y no tienen. Así contribuiremos a reducir los niveles de imbecilidad»