Roger Colom pasea por Buenos Aires, se mete en una cafetería y charla con una camarera sobre la desmitificación del amor, y no. El amor en San Telmo.
«Jacqueline me sorprendió: “Deberías escribir sobre los que no creen en el amor.” Al parecer ella se incluye en ese grupo. La música no le remite a un tiempo de emoción y romance; los olores la llevan a su infancia, pero no al recuerdo de un amante; lleva el nombre de su hija y el del padre de su hija tatuados en los hombros, pero ya no está con él. Me dijo que tiene pareja pero que no viven juntos, ella elige cómo maneja los tiempos de su vida. Jacqueline me contó nunca ha sentido ese terremoto que llega con el enamoramiento.»