Eduard Punset anuncia un momento de bonanza para la apertura de la ciencia al público en general, después de siglos de clausura y cerrazón dogmática. Cuanto menos discutible, pero interesante lo que propone. Los tres cambios en la estructura social que debemos a la ciencia.
«La juventud ya no ha conocido el aislamiento del exterior, que constituía una fortificación inexpugnable para la defensa del pensamiento dogmático. Estamos inmersos en la cultura del resto del mundo. Pero no del todo. No nos equivoquemos. Los cambios culturales son irritantemente lentos. A la calle no han llegado todavía los impactos de lo que la ciencia está descubriendo en los laboratorios de Boston, Nueva York o San Francisco sobre los mecanismos de la vida, la mente y el universo.»