Debo estar haciéndome mayor, porque me he sorprendido asintiendo con la cabeza mientras leía este texto de José Ángel Berrueco sobre la añoranza nostálgica que tiene de las viejas marionetas de las películas antiguas frente a los poderosos efectos digitales de las actuales. La vieja magia.
«Tras ver las criaturas encantadoras y animadas de Harryhausen en la de Simbad, me topaba con animales hechos por ordenador: osos, gatos, leones, pájaros. Sí, la tecnología en este campo ha avanzado una barbaridad y la fauna está más lograda que, por ejemplo, en “Jumanji”, pero sigue sin ser lo mismo. Lo digo de vez en cuando y lo repito. Sigue sin ser lo mismo porque un efecto de ordenador jamás logrará contener la elegancia y la sorpresa de los movimientos de un felino, o el vuelo inconstante de un ave.»