Enric Quílez se pregunta, en El problema de Data, acerca del derecho a la libertad de futuras inteligencias no humanas.
«Pero, ¿qué sucede con una creación humana? ¿Qué pasa con un primate modificado genéticamente para que tenga una inteligencia comparable a la humana y que incluso sea capaz de expresarse mediante un lenguaje hablado como el nuestro? ¿No tendría derechos también? ¿No habríamos asumido la enorme responsabilidad de traer al universo a una nueva raza inteligente?
Vayamos más allá. Supongamos que la base fisiológica de esta nueva raza no es de origen biológico sino que se trata de silicio, o de otro material, como una supercomputadora aparentemente inteligente. ¿No tendría derechos? ¿Dónde está el límite? ¿Podemos establecerlo? ¿Existe, si quiera?»