Rafael Cippolini hace una interesante reflexión sobre la desaparición de las fronteras entre artísta y crítico y sobre como en en el mundo del arte los autores usan elementos de la crítica para avanzar en su propia creación. Espectadores de arte in extremis.
«En una época de excesos, donde la información es el máximo y tan necesario exceso (por favor, no dejen de leer Contra la comunicación, de Mario Perinola) en la cual la Historia terminó por fragmentarse en decenas de historias (del arte, de la vida privada, de las mujeres, de las comidas, etc, etc, etc) el receptor especializado es la pieza clave por excelencia. En la puerta de mi estudio tengo pegada una viñeta de Fontanarrosa con el siguiente diálogo; dice el viejo caballero “sepa usted, Marisa, que yo soy la figura más codiciada de la literatura actual”. Su interlocutora lo indaga: “Caramba, Bernardo… ¿Es usted escritor?”, a lo que el primero responde “No. Lector”.»