“Abusando del esoterismo del lenguaje, el poder pretende arraigar una serie de conceptos, teorías y herramientas de política económica, transformándolos en un instrumentario indiscutible. Lo que se intenta es enraizar un modelo económico, proyectándolo al margen de la injusticia, del dolor o de las miserias que provoca; problemas que
dicen serían superados casi en forma espontánea, perseverando en la aplicación de la receta dominante.” Claro, no es más que el intento perenne de instauración del capitalismo y sus devastadores efectos: la autodestrucción.
Alberto Acosta escribe
Sueño tecnocrático, pesadilla para la democracia.